El Camino Olvidado o Camino Viejo

El Viejo Camino de Santiago, una de las primeras rutas documentadas en la tradición jacobea, conecta las localidades de Bilbao y Villafranca del Bierzo. El trazado, en sus 637 kilómetros de recorrido, discurre por una orografía accidentada aunque no excesivamente compleja, que también puede realizarse en bicicleta.

La situación de los reinos cristianos hizo que este conjunto de caminos, una de las más antiguas rutas, fuera relativamente frecuentada entre los siglos IX y XII. El intrincado itinerario costero y la peligrosidad de los caminos de la meseta, por los continuos ataques de las tropas musulmanas lo convirtió en una alternativa segura. Permitía, tras atravesar la cordillera pirenaica o cantábrica, seguir hacia la baja montaña, por un terreno sinuoso y de dificultad media. Una vez que las tierras llanas de la Meseta Norte fueron reconquistadas, los reyes de Navarra y de Castilla y León promovieron el uso de una ruta situada más al sur, para facilitar el tránsito de los peregrinos y también el comercio, impulsando así el Camino Francés en detrimento del Viejo Camino de Santiago.

Desde los Pirineos, y empleando en muchos tramos antiguas calzadas romanas, esta vía llegaba a tierras burgalesas, pasaba por el sur de Cantabria, cruzaba la montaña palentina y leonesa hasta alcanzar El Bierzo. Desde aquí, se encaminaba hacia Galicia.

El recorrido parte desde Bilbao y pasa por localidades como  Balmaseda, Espinosa de los Monteros, Arija, Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga, Guardo, Cistierna, Boñar, La Robla, Cacabelos y Villafranca del Bierzo. Existe también otro punto alternativo de salida, la ciudad de Pamplona. En este caso, se continúa por Alsasua, Salvatierra, Vitoria, Frías, Oña y Sedano para llegar a Aguilar de Campoo. A lo largo del camino, existen numerosas variantes por las que se puede optar en las distintas etapas. En todo caso, son muchos los atractivos que presenta, con bellos paisajes, interesantes restos históricos y auténticas joyas del arte románico, además de otras construcciones de estilo gótico, renacentista o barroco.
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En la actualidad, las Asociaciones de Amigos del Camino están recuperando este trazado. De hecho, en la parte final se estimó oportuno realizar una modificación en el punto de conexión con el Camino Francés. La construcción del embalse de Bárcena, que corta el Viejo Camino, hizo aconsejable enlazar los caminos en la localidad de Columbrianos, para no alargar innecesariamente el kilometraje.

Su señalización es bastante elemental, la infraestructura es complicada y los servicios son limitados. Escasean los albergues, aunque ha aumentado significativamente el número de casas rurales.

El Viejo Camino de Santiago sigue ofreciendo a los peregrinos ese remanso de paz y tranquilidad de una ruta minoritaria que permite, a cada paso encontrarse con uno mismo.

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