Conferencia El Camino Olvidado «La Ruta de la Montaña” o “Viejo Camino de Santiago”

Mi nombre es Adolfo Diego de Miguel, soy Vicepresidente de la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Bizkaia,

la cual entre las misiones recogidas en sus estatutos, está la de estudiar y promover las diferentes rutas seguidas por los peregrinos a través de nuestro territorio.

Cumpliendo  esta encomienda nos encontramos con  un itinerario que estaba olvidado. Es La Ruta de la Montaña, Un camino que procedente  de Europa fue  posiblemente la primera vía  jacobea de largo   recorrido, siendo también la más recta y segura.

Al coincidir hasta aquí con el “Camino de la Costa”  o del Norte, vamos a seguirla a partir de  Bilbao, de donde  Santiago es patrón, y se le tenía tal respeto y devoción que se le decía Señor Santiago, aquí llegaban peregrinos procedentes de la costa y otros que venían de Álava  entrando por Galdakano.

Desde los primeros tiempos en esta villa se les dio asistencia en su hospital,

y tuvo una iglesia ha Santiago dedicada, pasando luego a ser catedral, en la que se esculpió diversa iconografía jacobea, en sus piedras se pueden ver en la fachada principal a ambos lados de la portada dos grandes vieiras, y encima de la vidriera circular una línea horizontal con Cruces del Apóstol y pequeñas conchas intercaladas, y en la Puerta del Ángel también llamada de los peregrinos más grabados.

En el interior una talla  del patrón y más cruces rojas en las columnas, haciendo juego con las casullas que se usan para la celebración el día 25 de Julio. También llevaron su nombre  dos calles. Que ahora se llaman, Correo y Autonomía. Precisamente por esta última, la calzada salía por Castrejana para cruzar el Puente del Diablo, y seguir por la cuenca del río Cafagua hasta Balmaseda.

En esta villa entroncaba con la vía Flaviobriga – Juliobriga –  Pisoraca que partía de Castro Urdiales,

(varios miliarios dan fe de ello) por la que también llegaban peregrinos procedentes de su puerto, o del de Portugalete. Esta villa contó desde muy antiguo con un hospital para pobres y peregrinos. Su portada con arco de medio punto todavía se puede ver en la fachada principal de una casa de nueva construcción.

Una estatua de San Roque peregrino con su perro en la ermita del Kolitxa, otra de una pareja de peregrinos en forja en la plaza de San Juan y un mural en el quiosco de periódicos, mantienen actualmente vivo el espíritu Jacobeo de Balmaseda. La cual abandonamos cruzando El Puente Viejo, y por la calle de La Calzada continuar hacia el Valle de Mena, donde por rutas transversales llegaban peregrinos procedentes de Álava, (La tierra de Munia ) y los que   venían  de  más  lejos  desde  los  pasos  de  los  Pirineos , incluido  Roncesvalles.

Varios hitos Jacobeos encontramos en este valle: Las iglesias de Santa María de Vivanco, Santa María de Siones y la de San Lorenzo en Vallejo,

las tres son de Estilo Románico, y muestran en sus piedras una amplia iconografía jacobea, referente a conchas y peregrinos. La custodia de San Lorenzo fue encomendada a los Caballeros de Jerusalén,  hoy  llamada “Orden de Malta”. La cual  tenía como misión proteger a los peregrinos.

La Orden de Santiago también contó con varios caballeros en el Valle de Mena y Encartaciones. Aún hoy podemos ver en la fachada de algunas casas el blasón de la orden, la Cruz de Santiago y cinco conchas.

En Santa María de Tudela y en San Medel de Taranco, está documentado desde el siglo IX  que contaban con hospital para pobres y peregrinos, especialmente dedicado a los que se dirigían a Compostela, así está reflejado en los cartularios de Valpuesta y de San Millán de la Cogolla, haciendo referencia también al rey Alfonso II.

En este valle cuatro pueblos tienen a Santiago como patrón, y  en sus montes y fincas también quedaron varios topónimos Jacobeos.

Continuando hacia Castilla, encontramos en Loma de Montija tres monasterios.

En el de San Ginés, contando con la colaboración de los vecinos daban a los peregrinos una caldereta de verduras con carne de cerdo o de cordero. Llamando los peregrinos a este pueblo “La Villa del Caldero” y a sus habitantes “Calderones”, (gentilicio) que se ha conservado hasta nuestros días.

Seguía la ruta en aquel tiempo,  y ahora  sigue la flecha amarilla por Espinosa de los Monteros, Pedrosa, Soncillo, Arija, Retortillo (La antigua Juliobriga), Cervatos, Olea y Aguilar de Campoo.

En Aguilar confluían varias calzadas, y hubo hospital de peregrinos en Santa María, siendo  tradición postrarse  ante el Cristo antes de su partida.

Continuaba el camino por Corvio, Salinas, Cervera de Pisuerga, Castrejón de la Peña, Guardo ,Cistierna, Boñar, La Robla, La Magdalena, Riello, Pandorado, Fasgar, Colinas del Campo Martín Moro Toledano, Igüeña, Quintana de Fuseros, Congosto y Cacabelos, siguiendo por una ruta que después ha confirmado el Camino Frances. La construcción del pantano de Barcena ha aconsejado en estos momentos conectar los caminos con anterioridad, en Columbrianos.

También encontramos referencias a personajes, leyendas, topónimos, advocaciones, iconografías, santos y escritos

que permiten asegurar, que este fue el primer Camino que siguieron los peregrinos europeos desde el siglo IX, y que posiblemente con anterioridad, también fue usado como vía de comunicación por otros pueblos, con el fin de llegar hasta el fin de la tierra.

Para hablar de este histórico y antiquísimo camino, además del recorrido físico, recordaremos también a los personajes que motivaron su utilización para peregrinar hasta el “Campus Stellae”

Carlo Magno, rey de los Francos, fiero luchador contra los sarracenos y los adopcionistas, defensor a ultranza del cristianismo y de su emblema, la Cruz, y al que La Crónica Pseúdo Turpin, le atribuye la aparición de Santiago y el sueño con su Camino, que comenzando en el Mar de Frissia, y siguiendo la Vía Láctea, terminaba donde se oculta el sol.

Los límites del Imperio Carolingio hay que situarlos en los Pirineos, ( salvo la Marca Hispánica),  limitando con la antigua Cantabria, que posteriormente pasó a llamarse Asturias, y que comprendía una franja de terreno a lo largo de la Cordillera Cantábrica, de unos 50 kilómetros de ancho.

Sus habitantes ( cántabros, astures, vadinienses… siempre rebeldes después de varios años de lucha fueron dominados por los romanos no sin oponer una fiera resistencia, pero los moros no pudieron con ellos iniciándose en Covadonga la reconquista de la mano de Don Pelayo, siendo el único que no se doblego ante el Islam, al igual que sus  descendientes.

Continuando la explicación de este primer recorrido que discurría íntegramente por Las Asturias, es imprescindible recordar también a sus reyes y grandes personajes de la época, algunos de los cuales fueron partícipes del invento……. Empezaremos por Alfonso I de Asturias, nacido en Tritiumm Magallum, hoy Tricio en la comunidad de La Rioja, donde tenía la sede el Gobierno Cántabro.

Su padre, el Duque Pedro de Cantabria junto con su gente se fue replegando hacia la Cordillera Cántabra cuando los sarracenos invadieron España en el año 711, organizando junto a los Astures una respuesta contundente contra los invasores. Cosa que sucedió en Covadonga en el año 722, en cuya batalla participó Alfonso. Estuvo casado con Ermesinda, hija de Pelayo, y tuvieron tres hijos: Vimarano, Adosinda y Fruela, más un hijo bastardo con una esclava mora, que se llamó Mauregato.

Alfonso, también lucho fieramente contra los moros, reconquistando muchas tierras de Hispania, repoblándolas y dotándolas de puntos estratégicos de culto y defensa, donde las huestes tuteladas por los nobles, vigilaban y protegían los caminos.

Impulsó la formación de monasterios, donde se atendió posteriormente a los peregrinos, y les dotó de toda clase de reliquias, siendo La Cruz el emblema de su reinado y del escudo de Asturias. Gobernó entre los años 739 al 757 renunciando al nombre de Cantabria en favor de Asturias, reinando como Alfonso 1º  siendo el primer Rey de Las Asturias, y se  le conoce, como El Católico.

A su muerte, en el año 757 le sucedió su hijo Fruela I. apodado “El Cruel”. Para tener sometidos a los Vascones,

después de una batalla, la cual se dirimió, entre, Las Encartaciones en Bizkaia, Ayala en Álava y Tudela en el Valle de Mena, se llevó como rehenes a 200 jóvenes, entre ellos a Munia, una joven alavesa con la que se casó y que fue la madre de Alfonso II “ El Casto”.

Fruela prohibió casarse a los religiosos, y a los que lo estaban, les hizo repudiar a sus mujeres. Fundó Oviedo como homenaje a Munia, para demostrarle su amor, según cuenta la leyenda.

Cuando Alfonso era niño, mataron a su padre Fruela, y Munia con su hijo se refugió en la tierra de su familia, en Álava, siempre por debajo de La Sierra Salvada. Hay otros que dicen que en  el Monasterio de Samos, pero esta teoría resulta menos verosímil, ya que si pretendían proteger al niño, no se alejaba suficiente del peligro quedándose tan cerca, además en un establecimiento refundado por su padre pocos años antes.

Subió al trono Aurelio, y después Silo, a cuya muerte su mujer Adosinda, hermana de Fruela ya tenía todo preparado para el regreso a Asturias de Alfonso, su legítimo rey, tenia dieciocho años cuando fue coronado, Pero su medio tío Mauregato (el del tributo de las 100 doncellas) que también aspiraba a la corona, dio un golpe de estado, y Alfonso por segunda vez, volvió a refugiarse en la tierra de su madre. A los pocos años murió Mauregato, y regresó Alfonso a Asturias, siendo de nuevo coronado rey, el día catorce de Septiembre, del año 791. Precisamente el día que se celebra la Exaltación de la Santa Cruz. Quizás eso,  le pudo influir para la creación de la Cruz de Los Ángeles, o fue al revés, y se instauro desde entonces esa celebración.

Con mano dura gobernó durante cincuenta años, y su reinado resultó tan provechoso para la Reconquista como el de su padre, y su abuelo. Lucho contra el adopcionismo, hasta el extremo de desvincular de Toledo la Iglesia Católica, con lo cual consiguió darle gran auge a Las Asturias, y al cristianismo en Hispania.

Entre los personajes que participaron en “el milagro…., uno de los más importantes, y al que la historia no le ha hecho demasiada justicia, en mi opinión, fue Beato de Liebana.

Este monje Anacoreta,  abad del Monasterio de San Martín de Turieno, actual  Santo Toribio de Liebana, fue sin duda la figura cultural más importante del reino Astur; teólogo, consejero de los reyes, muy relacionado en la corte de Carlo Magno, a través de Alcunio de York, otro monje similar a él, y que a su vez también aconsejaba al emperador.

Beato fue el confesor de Adosinda, la tía de Alfonso, con la que aparece en los libros de Asturias, con motivo de la toma de los hábitos de monja, al morir su marido el rey Silo. Beato siempre tuvo buena relación con los reyes asturianos, aunque algunos de ellos no hiciesen nada por la reconquista, asumiendo la dominación, y ganándose el apodo de los holgazanes, acrecentando la supremacía mora, causando así a los cristianos gran  temor y humillaciones.

El de Liebana pensó, que si los cristianos tuviesen un ídolo a seguir, y aprovechando que Santiago predicó en España, le compuso un himno llamado Odei Verbum, donde proclamaba su devoción, y el patronazgo sobre Hispania.

Ya está todo preparado, pero falleció Beato sin dar a conocer su obra, cosa que hizo en el año 812, un discípulo suyo llamado también Pelayo, junto con el obispo Teodomiro manifestando no sin razón, que una noche de verano habían visto un camino de luz y una lluvia de estrellas en dirección a Finisterrae, donde se halló un  cofre con los restos del apóstol.

Informado el rey Alfonso II, este fue en peregrinación. Se lo comunicó a Carlo Magno y este a su vez al Papa León III, el cual lo dio a conocer a la cristiandad por medio de la encíclica Noscat Fraternitas Vestra.

En algunos viejos libros se puede leer, que Carlo Magno, junto con Alcunio también fueron peregrinos. Aunque ya viejo, hubiese sido lo más lógico como colaborador en el proyecto. Falleció en el 814.

A partir de entonces, los peregrinos del Reino Astur, y los venidos de toda Europa, alejándose de los moros y siguiendo las Calzadas Romanas, entraban de Francia a Guipúzcoa, de Guipúzcoa a Vizcaya, y de aquí por las tierras de montaña se dirigían a visitar el Lignun Crucis en Liebana, El Salvador en Oviedo, y a Santiago en Compostela. Así está literalmente escrito en varios Libros Viejos, entre otros LOS QUARENTA LIBROS DEL COMPENDIO HISTORIAL, ESTEBAN DE GARIBAY 1628, tomo 1º pagina 475, HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA, JUAN DE MARIANA 1617, libro 8º capitulo XI página 402, NOTICIA DEL NOBLE Y REAL VALLE DE MENA  PROVINCIA DE CANTABRIA,JULIAN DE SAN PELAYO 1892 paginas 29, 194 y 195.

Por estas mismas calzadas entraron, el progreso, la cultura y más tarde el Arte Románico, que dejó a su vera  cientos de iglesias y ermitas, la mayoría porticadas, con el fin de que pudieran guarecerse los peregrinos, ya que esta fue al principio su dedicación. Algunos de estos templos denotan una singular belleza, y en sus piedras grabadas una rica y variada iconografía, además de la específicamente Jacobea, como al principio he comentado.

Para proteger el paso de los peregrinos se fundaron Órdenes Religiosas y de Caballería como los Caballeros de Jerusalén o de Malta,  y los Caballeros de Santiago,  más adelante ya en León, estuvieron los Templarios, a los que recordare  más tarde.

Los monasterios, (nutridos con monjes huidos de Al Ándalus) y las casas de acogida, conocidas como hospitales para pobres y peregrinos, se cuentan  por docenas, de algunos quedo documentada su dedicación específica a este menester, estos son algunos, Bilbao, Balmaseda, Tudela de Mena, Vallejo, Taranco, Loma de Montija, Argomedo, Cervatos, Aguilar de Campoo, Velilla del Río Carrión, Guardo, Puente Almuhey, La Mata de Monte Agudo, Olleros, Cistierna, Boñar, La Virgen de la Peña, Cobrana, Congosto, etc. Siendo el primero de los dieciséis que hubo en Mena y el más importante de Cantabria,  el de San Medel de Taranco,  documentado en el siglo IX.

También existen leyendas e historias poco conocidas, como la de Santiagomendi, Las Sirenas de Valdetuejar, Campo Sagrado  y Colinas del Campo Martín Moro, dos lugares donde Santiago en su caballo blanco participó en sedas batallas, consiguiendo la victoria  el ejército cristiano.

Existe otro suceso histórico poco conocido: entre Igueña y Quintana de Fuseros, en León, sobre un montículo de piedras, de los conocidos como Montes de Mercurio, los peregrinos colocaron una gran cruz, (La Cruz Alta). Los nuevos peregrinos que por allí pasaban iban dejando como recuerdo de su paso,  o expresión de sus deseos otra piedra, llegándose a hacer un gran montón.

Cuando Almanzor asoló estas tierras y llegó a Compostela, en su recorrido destructor fue eliminando todo símbolo cristiano, y por consiguiente la cruz, por lo cual y desde entonces se le llama a este punto “La Cruz Cercenada”. La Cruz del Ferro es una imitación de aquella que existió en “La Ruta de la Montaña”. Parece ser que los Templarios, asentados en Taurón intentaron la reconstrucción de la ruta, y lo destruido por los seguidores de Alá, no  llevándose a cabo por la oposición del entonces Obispo de Astorga.

Los topónimos en el recorrido, se repiten como en el Camino Primitivo: El Hospital, El Puente de los Peregrinos, La Puerta del Perdón, La Puerta de los Peregrinos, El Puente del Romero, La Calle Santiago, El Monte de Santiago, etc.

También quedaron Eremitorios, (Las primeras iglesias cristianas), donde los monjes eremitas se retiraban a orar, pasando algunos de ellos a la historia como santos; entre otros, San Guillermo, San Froilán, San Genadio, San Fructuoso, San Valerio, etc.

Las advocaciones de sus ermitas e iglesias, recogen a los santos propios de los Caminos Jacobeos: Santiago, El Salvador, San Tirso, San Pelayo , Santa María, La Magdalena, San Roque, San Martín, Nuestra señora de la Guía, Santa Olalla, San Cosme y San Damián, San Julián  y Santa Basilisa  etc.

Fueron pasando los años, avanzando la reconquista, y renovándose las generaciones, hasta llegar el reinado de Sancho Garcés III de Pamplona, apodado “El Mayor”, el cual, cuando por causa de matrimonio y de una forma un tanto sospechosa reinó también en Castilla y Leon, viendo en ello un negocio, desvió el Camino de la Montaña, llevando a los peregrinos, por Álava, y Briviesca. (un documento fechado el 27 de Julio del 1011, lo confirma).

Se puede decir, que impedía a las gentes pasar por Vizcaya, ya que pasado el territorio alavés, y antes de llegar a Burgos ciudad, se desviaban a la derecha por los pasos de la sierra, en dirección hacia Las Asturias. A mi entender pequeño favor hizo a Vizcaya cortando el paso a los peregrinos, quien dicen algunos que fue, el primer rey de los vascones.

Más tarde Sancho Ramírez VI de Pamplona y I de Aragón, junto con Alfonso VI de Castilla y León, llevaron el camino más al sur, después de acondicionar puentes, hospitales y ventas. También publicaron de la mano de Aymeric Picaud, la primera guía  del Camino el “Líber Sancti Jacobi “ complementario del “Codex Calixtinus” donde aun reconociendo la existencia de un camino anterior, recomendaba a los peregrinos no viajar por él, dando un trato vejatorio a las gentes por donde antaño este discurría, entre otras lindezas, dice, que eran salvajes y que practicaban la zoofilia y la monozoofilia, por lo cual en el año 1572, cuando el cronista de Felipe II Ambrosio de Morales, con el fin de conocer los lugares de peregrinación recorrió el camino y llego a Compostela, al leer lo que había escrito el monje francés mando destruir el libro, pero parece ser que no le hicieron caso.

También introdujeron, a la Orden Religiosa de Cluny de origen francés, y en su honor llamaron Camino Francés, cuanto de Roncesvalles a Compostela corre.

Según iba aumentando el paso de peregrinos por el antes mencionado Camino Francés, disminuía el de La Montaña, los monasterios más humildes se fueron entregando a los más importantes, quedando al final todos desaparecidos, sabiendo de su existencia por los viejos escritos y sus nombres  en las fincas que ocuparon.

Un grupo de Amigos del Camino de Santiago, simpatizantes de La Ruta de La Montaña, estamos trabajando en el proyecto de recuperar para los peregrinos un verdadero camino  para la Peregrinación Jacobea,  que además de ofrecer sus históricos datos, muestre también los restos que aún quedan, de sus calzadas, puentes, torres, castillos, dólmenes, menhires, eremitorios, necrópolis, ermitas e iglesias, bellos parajes y mucho arte sobre todo Románico.

Para poder llevar a buen puerto este barco, además del apoyo institucional, se necesita también la colaboración de simpatizantes a lo largo de su recorrido. Personas que les gusten la historia y la naturaleza, seguro que no quedaran defraudados.

Actualmente se puede seguir la flecha amarilla desde Hendaya hasta Columbrianos para continuar por el Camino de Invierno, o a Cacabelos y Villafranca, para conectar con el Camino Francés.

                                       

A

dolfo Diego de Miguel, Vicepresidente Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Bizkaia.

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